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Breviario para tardes de aguacero- Carmen Plaza

Breviario para tardes de aguacero- Carmen Plaza

9,50 €
Disponible

Descripción

Breviario para tardes de aguacero- Carmen Plaza

Prólogo: Carles Duarte
72 págs.
ISBN: 978-84-7839-519-4
2012

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CARMEN PLAZA nació en Burgos y reside en Barcelona. Es Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales. Ha colaborado en la elaboración de libros de textos de Lengua Castellana de 2º y 3º de ESO y en las antologías Todo y nada (En homenaje a José Hierro, Ávila, 2005, Tardes del Laberinto (Barcelona, 2011) y Cançons de Bressol (Barcelona, 2011), edición Carme Riera. Participa habitualmente en diversas revistas literarias y jornadas poéticas.
Tiene publicados los siguientes libros de poemas. Fuera del paraíso (Barcelona, 2003); Fora del paradis (traducción al catalán, Barcelona, 2004); Versos para ir creciendo (Barcelona, 2005); Breviario para el bolsillo interior (Barcelona, 2006); Tela que cortar. Premio Carmen Conde 2006 (Torremozas, Madrid. Primera edición 2006, Segunda edición 2007). Escuela elemental (Barcelona, 2007); Escola elemental (traducción al catalán, Barcelona, 2008); La invención sucesiva (Madrid, 2009); Amor en vela (Madrid, 2009); Las cuatro voces, edición de bibliófilo, con la colaboración del artista gráfico Miquel Plana (Barcelona, 2010); El rastro de la herida (Madrid, 2011); La honda y el viento (Perú, 2011); Versos para seguir creciendo (Barcelona, 2012). Y el libro de relatos Cuentos de lumbre y pesadumbre (Barcelona, 2011).
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Materia moldeable

Estabas desentrañando la materia,

inventando el espacio.

A golpes de martillo, con exacta cadencia,

esculpiste el vacío.


Creaste el campo. Amaneció

lleno de cicatrices,

hitos, estacas,

muros de piedra gris,

nichos sin nombre,

raíces persiguiendo la fuente del sudor.


Sabías

dónde crecía un brazo, una cabeza,

la promesa del sexo,

dónde los pies

que medían distancias.


Nos dejaste empapados

de sustancia sobrante,

las lágrimas, la fecunda sorpresa

y un dolor lacerante en el vientre

recién inaugurado.


Aún podrías idear nuevas formas,

inventar otros árboles,

dejarlos que caminen buscando su destino,

pozos de vida

para la sed acumulada.


Sólo tendrías que extender la mano,

desbrozar el sendero,

engendrar un puñado de hojas verdes.