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Ausencia - Dolores Catarineu

Ausencia - Dolores Catarineu

17,00 €
.
Disponible

Descripción

Ausencia - Dolores Catarineu

Edición de Fran Garcerá y Marta Porpetta
224 págs
ISBN: 978-84-7839-891-1
2022

Dolores Catarineu (Aravaca, Madrid, 1914 − Madrid, 2006) fue una poeta, que participó en la intensa vida cultural de mediados de la década de 1930. Conoció a algunas de las personalidades más representativas de nuestra Edad de Plata, como Juan Ramón Jiménez o Halma Angélico, quienes no dudaron en ofrecerle su apoyo. Durante toda la posguerra publicó en numerosas revistas y diarios, aunque mantuvo a lo largo de su vida la mayor parte de su obra inédita.

Ausencia es la primera recopilación antológica que se realiza de la poesía de Dolores Catarineu. Bajo la edición de Fran Garcerá y Marta Porpetta, se ha llevado a cabo una selección de sus libros Amor, Sueño, Vida (1936) y Siempre (1943). También se ha incorporado completo su cuaderno Nuevos paisajes (1944). Este volumen también incluye algunas de sus composiciones publicadas en prensa, así como 55 poemas inéditos conservados en su archivo personal.


Si pudiese borrarte

de mi mente,

como se borra el cauce

cuando el torrente pasa.

Si pudiese nombrarte,

como cualquier palabra.

Si pudiese perderte,

como la luz de la mañana.

Si pudiese cortarte

de mi mente,

como el ala del pájaro

en la jaula.

Si pudiese romperte,

como el frágil cristal

con el frío del agua.

Tal vez la paz llegara.


Otoño en África

¿Dónde fueron las hojas amarillas

a morir este otoño sin ventura?

Octubre llora esta galanura

de su verde, que sueña primaveras.

Las hojas en las ramas se despiertan

como en mayo florido de venturas.

¿Pero dónde se esconde la hermosura

del otoño dorado,

el chasquido en las hojas

con sol, que verdes fueron;

y ese adiós melancólico

el gris humo, de los hondos paseos?

¿Dónde están esas tardes silenciosas

la penumbra de los oros inciertos?

¡Qué otoño transformado en primavera

hiere mis ojos, con su verde intenso!

¿Pero dónde, Dios mío, dónde mueren

las hojas de estos árboles?

No hay humeantes tumbas

en los jardines viejos;

ni suena el cobre de las alamedas,

ni los mirlos se buscan

en las ramas desnudas

que esperan el invierno.

¿Dónde se esconde, dime,

ese otoño brillante,

que levantaba como ofrenda el viento

ese viento de octubre silencioso,

que perfuma el recuerdo?

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