
He cantado en la noche - Juana Castro
Descripción
He cantado en la noche - Juana Castro
Introducción y notas de Nieves Muriel
802 págs.
ISBN: 978-84-7839-942-0
2025
_
Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945) es poeta, narradora y crítica literaria. Su obra poética traza una trayectoria centrada en temas fundamentales como la memoria, la naturaleza, la maternidad, el duelo, la experiencia o el placer de las mujeres, desde un lenguaje repleto de símbolos que subvierten el canon tradicional mediante un diálogo crítico. Ha obtenido importantes premios como el Premio Juan Alcaide, Juan Ramón Jiménez, Carmen Conde, San Juan de la Cruz, el Premio Nacional de la Crítica y el XII Premio de las Letras Andaluzas «Elio Antonio de Nebrija», entre otros. En 2007 fue distinguida con la Medalla de Andalucía y es miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
He cantado en la noche (Poesía reunida 1978-2023) recoge más de cuatro décadas de actividad poética ininterrumpida de Juana Castro. Abarca desde su primer poemario, Cóncava mujer (1978), hasta el último Antes que el tiempo fuera de 2018, e incorpora poemas publicados en revistas y antologías hasta 2023. Cuenta también con una introducción de Nieves Muriel y una bibliografía exhaustiva de la obra de la autora..
_
María tatuada
Qué lírico dolor el de tus piernas
flageladas de ríos y violetas,
la tarde te aprisiona con tumores
parásitos ocultos en la sangre.
Las frágiles columnas de tu cuerpoacumulan tus días de cansancio,
la gravidad redonda de tu vida,
luminosa de entregas y de tactos.
Sanguijuelas te muerden los tobillos,te riegan capilares en la sombra
rendida en el azul y en lo morado.
Macerada de sal, toda tu piel,de canales mordientes y colores,
pregona tu verdad, la de tu carne
celeste, musa erótica y herida.
Sedes sapientiae
Pueden todos dormir.
Ahora es Ella en la noche
y va su dulce lengua
a recorrer los pliegues más inciertos.
Como un ave, se tiende
sobre sus propias plumas
y está la opacidad
desgranándose lenta por sus codos.
Nocturnamente el agua
asciende en las acequias
y su nido derraman las palmeras
sobre el ojo despierto de las garzas.
Dormid, dormid, durmientes bellos.
Ella, la Gran Despierta, abre
su abadía de amor contra la luna.
Se deleita, yacida, sobre el vaho
fluyente de los sueños
y en su ensenada vive
plenamente mojada
de dulzura.