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Un desayuno para bárbaros - Gwendolyn MacEwen
NUEVO

Un desayuno para bárbaros - Gwendolyn MacEwen

18,00 €
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Disponible

Descripción

Un desayuno para bárbaros - Gwendolyn MacEwen

Edición bilingüe

Prólogo: Rosemary Sullivan
Introducción:María Luz González Rodríguez
Traducción: Teresa Muñoz Sebastián

192 págs.
ISBN: 978-84-7839-939-0
2024

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GWENDOLYN MacEWEN (Toronto, Canadá, 1941–1987) no dudó en abandonar sus estudios para dedicarse a la escritura y, aun con grandes sacrificios, se mantuvo fiel a su vocación hasta el final. De mente inquieta, curiosidad científica, profunda conciencia espiritual, autodidacta en multitud de campos, creó su obra a partir de las mismas preguntas que la impulsaban a explorar ese espacio-tiempo donde se disuelven todas las polaridades. Cultivó muchos otros géneros, pero se la recuerda sobre todo por haber escrito algunos de los poemas más bellos y reveladores de la literatura canadiense, a menudo citados como fundamentales para la construcción de la identidad común y el reconocimiento de una mitología propia en su país. La publicación de su cuarto poemario, Un desayuno para bárbaros (1966), la convirtió en una suerte de joven estrella de la efervescente escena cultural canadiense. Esta edición bilingüe, prologada por Rosemary Sullivan, biógrafa de MacEwen, y por la profesora y experta en su obra María Luz González Rodríguez, demuestra que la frescura y la audacia de sus imágenes y la potente carga crítica de su mensaje siguen conservando toda su modernidad y actualidad.


Ella

kalíkrates reaparece en las distancias negras,
el amor es un reloj de sol congelado, las sombras
se hielan; el sexo de su amante
atraviesa el tiempo como un objeto solar
pero el cuerpo de Ayesha es una llama gélida —
Hes, que cree en la cueva donde canta
y en la negra cruz ansada del monte tras de sí,
su bucle como un útero humeante —
Isis, ¿quién se da cuenta de algo así?
kalíkrates la besa en las distancias negras,
el amor es un reloj de sol congelado, las sombras
se hielan; bocas como estas avergüenzan al tiempo,
cuevas de llamas gélidas lo esperan —
ahora una luz sólida penetra el bucle negro de la cruz ansada,
su eje eternamente sostenido por Ella;
Hes, no creo en tu canción,
pero ¿quién es la que espera que kalíkrates reaparezca?

No podéis hacer eso

no podéis hacerles eso, esta es mi gente;
no hablo de poesía, no hablo de arte.
no podéis hacerles eso, esta es mi gente.
no podéis arrebatarles el horizonte ante sus propios ojos.

la tumba, elocuente, guardará memoria de vuestros actos,
yo también la guardaré, esto no es arte,
es una especie de ciencia, una especie de pasatiempo,
una especie de vicio privado como coleccionar monedas.

tiene algo que ver con caballos
y anillos de sello y trofeos escolares,
tiene algo que ver con el orgullo del bajo vientre,
tiene algo que ver con la buena cocina y la buena música,
y algo que ver también con el poder y la danza.
no podéis hacerles eso, esta es mi gente.