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Sombra de rebeldía - Pino Betancor

Sombra de rebeldía - Pino Betancor

17,00 €
.
Disponible

Descripción

Sombra de rebeldía - Pino Betancor

Edición: Daniel María
224 págs.
ISBN: 978-84-7839-907-9
2023

_

PINO BETANCOR nació en Sevilla en 1928, aunque fue registrada días después en Madrid, donde pasó su juventud. Estudió canto y baile, y desde muy joven se dedicó a escribir poesía y narrativa. Su primer poemario Manantial de silencio fue publicado en 1951. Tras contraer matrimonio en 1952 con el poeta canario José María Millares, se instaló en Las Palmas de Gran Canaria, donde fue colaboradora habitual en periódicos y revistas literarias. Falleció en Las Palmas de Gran Canaria en 2003.

Sombra de rebeldía, en edición de Daniel María, reúne una amplia selección de poemas de los diez libros publicados por Pino Betancor en vida y de los dos póstumos, así como el poemario inédito completo Cantos diversos. Esta antología nos permite hacer un recorrido por toda la trayectoria poética de Pino Betancor, donde queda patente la enorme sensibilidad de la autora y su preocupación y compromiso por los problemas sociales.


El pueblo y la razón

La oscuridad vino de golpe

a darte en las espaldas.

Cayó sobre tus hombros poderosos

el rayo de la ira

y el trueno retumbó sobre el mapa de España.

Hermanos contra hermanos luchaban

y morían, culpables o inocentes

de la misma manera

y el mismo sufrimiento

asomaba a los ojos de las víctimas,

hombres, mujeres, niños...

La violencia derramaba

su capa de ceniza

por las calles,

por los campos de España.

Fuiste desprendida amapola,

arrancada raíz,

grito escapado

de una garganta rota.

Luego vino el silencio,

él fue tu compañía.

En silencio comimos el pan negro y amargo.

En silencio dormimos

la noche más oscura,

la más larga de España.

En silencio lloramos la libertad perdida.

Fuiste de nuevo dos,

gemelas y distantes.

Dos Españas mirándose con odio.

Dos Españas perdidas.

Pero de nuevo dos.

Una España reía

con risa de payaso,

con traje de payaso,

rutilante,

pandereta y encajes de manola.

Para esa España eran

los días inconscientes,

los días de las fáciles sonrisas,

las fáciles monedas,

los fáciles placeres

y las fáciles promesas

envueltas en discursos.

La otra España luchaba,

con traje de silencio,

con gesto taciturno,

con consignas prohibidas.

Para esa España eran

las prisiones oscuras,

las balas, las palizas.

La cacería implacable.

La implacable agonía.

Años sin luz de vida.

Años sin esperanza,

caían

y caían

en un pozo sin fondo.

Pero un día, de pronto,

una luz comenzó a filtrarse despacio

por rejas y balcones.

Una luz tibia,

nueva,

una brisa cristalina y futura.

Poco a poco las manos comenzaban

a estrecharse

de un modo diferente.

La sonrisa a los ojos florecía

antes que entre los labios.

Las cadenas caían,

se abrían cerrojos y candados

y se hacían de polvo

la falsa pandereta y la falsa alegría.

Volvías a nacer del vientre oscuro.

Del miedo

poco a poco

te alejabas.

Y, ahora, España,

grande y pequeña España,

pueblo de tradiciones y aventuras,

eres también

un pueblo de esperanzas.

Hoy luchamos contigo

desde todos los frentes

porque surja de nuevo

viva tu flor,

tu estrella,

tu camino.

No vamos a dejarte caer de nuevo,

no vamos a dejarte.

Tu hora está sonando.

Escucha, España,

está sonando en ti,

está llamando

a las puertas de bronce

de tu historia,

golpea en las campanas

de viejas catedrales,

golpea como lluvia

sobre los corazones.

Y te vemos surgir, árbol de libertad,

verde y recto estandarte.

Empieza a despertar de nuevo, España.

El pueblo y la razón están contigo.

-
La puerta abierta

Es para todos. Para cada uno.

Nació como una espiga de oro vivo,

como una llama azul ardió en mi pecho

y transformose en libro.

Verso a verso fui haciendo vuestra casa.

Un edificio de cristal y luna,

una clara colmena que albergase

la fuerza y la ternura.

Entrad en ella, hermanos. Allí aguardan

sus bosques luminosos y fragantes

vuestros cansados cuerpos, y en sus fuentes

la sed podrá apagarse.

El polvo y el sudor serán borrados,

la fatiga olvidada y la tristeza

alejará sus manos de vosotros

y hallaréis la belleza.

Venid de los molinos, de las minas,

de las fábricas grises, de los campos.

Venid con vuestros sueños y amarguras.

Aquí termina el llanto.

Vuestro imperio comienza. Todos somos

servidores de todos y hoy debemos

repartir como panes la semilla

de días venideros.

Yo he querido poner en vuestras manos

una paloma blanca —pluma y nieve—

y una rama de olivo —paz y altura—

que del aire nos viene.

Un libro fresco como el agua pura

que vive en las montañas escondida.

Un libro que encerrase entre sus hojas

ramales de alegría.

Una morada de esperanza y gozo,

de rama verde y liberado fuego.

Para todos y para cada uno

mi corazón entrego.